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El agua, como recurso, es una necesidad para todos los seres vivos, que se extiende a la salud pública y al desarrollo humano. Hoy en día, existen diversos problemas relacionados con el abastecimiento de agua, que siguen siendo cada vez más acuciantes y preocupantes.
Para comprender el problema de la escasez de agua se pueden tener en cuenta varios factores, entre ellos, el cambio climático, los desastres naturales, el desperdicio y el uso excesivo, y el aumento global de la demanda de agua dulce. Sin embargo, estos factores explican un poco el problema.
Según los resultados de la FPESA o
Evaluación de Planificación Familiar y Sostenibilidad Ambiental del Worldwatch Institute, suponer que el cambio climático es la raíz de la creciente escasez de agua es una afirmación falsa.
El otro factor que se pasa por alto es el rápido crecimiento de la población humana. Según los resultados, esta enorme tendencia mundial tiene un impacto negativo más sustancial en el suministro de agua que el cambio climático.
Dicho esto, ¿cómo contribuye la expansión de la población a nuestro problema de acceso a agua dulce limpia y disponible, qué tan poco nos queda y qué esfuerzos deberíamos hacer para ayudar a contrarrestarlo?
La población actual
En la actualidad, la población mundial ha alcanzado los 7.800 millones de personas y la cifra sigue aumentando. Para poner las cosas en perspectiva, si bien el planeta Tierra está compuesto en un 71 % por agua, el 2,5 % de esa cantidad son ríos, lagos o agua dulce, y solo el 0,3 % de la cifra total está compuesta por agua potable.
Según la
NGWA (Asociación de Aguas Subterráneas), utilizamos hasta 321 mil millones de galones de agua superficial todos los días y casi 77 mil millones de galones de agua subterránea por día. Si sumamos esas cifras al hecho de que la población aumenta cada día, no sorprende descubrir que la escasez de agua es un problema acuciante.
Además, es importante señalar que no sólo los humanos necesitamos agua. Las plantas, los animales, las infraestructuras y las industrias también necesitan agua para su sustento. Por ello, es importante evaluar por qué el crecimiento exponencial de la población de la Tierra nos afecta negativamente.
Cómo afecta la expansión demográfica al suministro de agua
A la hora de entender los problemas de abastecimiento de agua, conocer el papel del crecimiento poblacional se hace imprescindible, ya que nos revela la demanda de agua y el consumo de agua. Lógicamente, a medida que aumenta la población, también aumentan las demandas de agua.
Por ejemplo, en Pekín, la demanda de agua está aumentando enormemente debido al alto crecimiento demográfico y a la migración interna. En Estados Unidos, tanto las zonas industriales como las urbanas tienen una gran demanda de agua, por lo que su necesidad indica una escasez gradual del suministro de agua.
Cómo el aumento de la población afecta nuestro acceso al agua dulce
Una de las consecuencias de la superpoblación es la presión que ejerce sobre los recursos existentes para satisfacer las necesidades de una población cada vez mayor. Se estima que en el mundo el 50% de la población vive en zonas con “estrés hídrico”, término que se define cuando la demanda supera la oferta.
Dicho esto, es evidente que estas zonas, por ejemplo, tienen más probabilidades de verse afectadas por la escasez de agua que otras. Además, estas zonas con estrés hídrico podrían afectar a otras regiones a largo plazo, ya que necesitarán obtener agua de otras fuentes.
Los expertos predicen que para el año 2050 la población mundial alcanzará casi los 10 mil millones de personas. Teniendo esto en cuenta, los expertos reiteran que, tal vez, el enemigo no sea la superpoblación, ya que es inevitable. Los expertos están más preocupados por el consumo excesivo.
La gente suele mostrarse desinformada cuando se da cuenta, por sorpresa, de que el agua es un recurso finito. Aunque su disponibilidad se encuentre dispersa por todo el planeta, seguirá habiendo poblaciones específicas que sufrirán una escasez acuciante de agua.
La escasez de agua no es sólo un problema de superpoblación
Si bien la superpoblación es uno de los factores que contribuyen a la escasez de agua, el cambio climático sigue afectando nuestro suministro actual. Al evaluar cómo afecta el cambio climático a nuestras reservas de agua y encontrar formas de contrarrestarlo, es necesario considerar las causas más urgentes.
Citando a Fred Pearces, especialista en población mundial: “El creciente consumo actual supera con creces el aumento de la población como amenaza para el planeta… Los 500 millones de personas más ricas del mundo —es decir, alrededor del 7 por ciento de la población mundial— son responsables de la mitad de las emisiones de dióxido de carbono del mundo”.
En consecuencia, esto cambia el discurso sobre cómo vemos el problema, considerando que nuestros esfuerzos para abordarlo también deben tener en cuenta los factores sociopolíticos. Además, agrega Pearce, “el 50 por ciento más pobre de la población es responsable de solo el 7 por ciento de las emisiones”.
Más importante aún, considerando que las emisiones de carbono y la superpoblación son dos de los factores más acuciantes que contribuyen a este enorme problema, nuestros esfuerzos colectivos no deberían centrarse sólo en abordar uno de ellos.
El aumento de la incidencia de huracanes, inundaciones, sequías y otros desastres naturales se puede atribuir al cambio climático. Los efectos de estos desastres tienen un efecto dominó, como el acceso limitado al agua potable, la mayor necesidad de rehabilitar los cultivos, los incendios forestales e incluso la contaminación del agua.
Según el
Fondo Mundial para la Naturaleza , cuando lleguemos al año 2025, los ecosistemas de todo el mundo sufrirán más y al menos dos tercios de la población mundial tendrá más probabilidades de enfrentarse a una mayor escasez de agua.
¿Qué debemos hacer?
El lado positivo es que todavía hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar a prevenir estos impactos negativos. Esfuerzos como consumir menos carne y pescado pueden ser de gran ayuda si se realizan de manera colectiva. También podemos reducir la producción de microplásticos y metano que realiza la industria agrícola.
También puede adoptar un cambio en sus hábitos de vida, como comprobar periódicamente que no haya tuberías con fugas en su casa o reducir al mínimo el consumo de agua. Otras medidas, como animar a otros a realizar pequeñas pero eficaces iniciativas, pueden contribuir en gran medida a prevenir la escasez de agua.
Las grandes diferencias siempre deben surgir de pequeños esfuerzos. Cuando se trata de promover la conservación del agua, la idea de la superpoblación y el cambio climático no debería paralizar nuestras acciones, sino más bien potenciarlas.